
Esta serie tenía todos los elementos de un western, donde el comisario Bravestarr era el encargado de mantener la paz en el Fuerte Kerium, sus enemigos eran unos cuatreros y su mejor amigo era, por supuesto, su caballo.
El rudo y obstinado Treintatreinta, el último de los teknocaballos, se transformaba de cuadrúpedo a bípedo haciendo un despliegue de rayitos y relámpagos...
